“…como si el dolor emocional fuera tan fuerte que no te deja sentir ningún dolor físico.”
Una cosa que escuchó mucho sobre la ansiedad y la depresión es el entumecimiento que viene con ellas; como si el dolor emocional fuera tan fuerte que no te deja sentir ningún dolor físico. Ese uno de los muchos mitos que existen alrededor de las enfermedades mentales, y hasta que las vives, puedes entender la falsedad de esa declaración. Tampoco puedo juzgar a las personas que piensan así, yo también lo llegué a pensar igual: creía que las enfermedades mentales no tenían síntomas físicos.
Bueno, al final me di cuenta que estaba equivocada.
Siete años. Siete años de dolor constante, ir a miles de citas al doctor, experimentar numerosas pruebas de sangre y conocer todos los tipos de pruebas médicas. Estuve cerca de convertirme en un misterio médico; nadie sabía que me estaba pasando o que era lo que me causaba tanto dolor. Y siempre estaba en dolor. Mi estómago se sentía como si me fuera a explotar, los dolores de cabeza eran insoportables y constantemente me sentía débil y cansado. Cuando estaba en alguna cita con el doctor y me preguntaba cómo me sentía, emocionalmente hablando, siempre contestaba que me sentía bien, y pensaba: “¿Esto que tiene que ver? Solo hazme el examen”.
Poco sabía yo de que estaba deprimido. Después de años de pruebas sin tener resultados y ser llamado “hipocondríaco” por muchos (incluidos doctores), mi ansiedad empeoró, causando que los síntomas físicos también aumentaran.
Luego, después de siete años, se me diagnosticó con la enfermedad de Lyme y empecé a seguir un tratamiento natural para contrarrestarla. Las cosas mejoraron aunque el dolor seguía presente. También ese fue el año en el que decidí enfrentar mi depresión y mi ansiedad, y tomar el control. En meses, el sufrimiento había parado. En ese momento me di cuenta que los dos habían estado vinculados todo el tiempo. Seguramente había tenido un caso menor de Lyme, nunca lo sabré, pero por siete años pasé por un gran sufrimiento físico que estaba conectado a mi salud mental. Al día de hoy, todavía noto como mi condición física se ve afectada cuando mi depresión y mi ansiedad se ponen mal, pero por lo menos ahora ya sé la causa.
Muchas personas me preguntan que cómo puedo ser tan positiva después de tan largo camino, pero mi experiencia me ha hecho más fuerte. Mis vivencias me han ayudado para apoyar a muchos otros que lo necesitan y que no saben que la salud física y mental siempre van de la mano. La próxima vez que pienses que alguien con depresión o con una enfermedad mental está exenta del dolor físico, piénsalo nuevamente.
vía The Mighty