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Era un día como cualquier otro; estábamos en el quinto periodo, seguía la clase de ‘Historia de Estados Unidos’. La alarma que anunciaba el inicio de la clase todavía no sonaba, por lo que todos salían y entraban al salón. El día escolar ya estaba por acabar y estábamos bastante inquietos. La alarma sonó y mis compañeros empezaron a tomar sus lugares. En la esquina del salón había un par de niñas que estaban riendo y empujándose. No sé porque era el alboroto, pero era notorio.

Cuando nos tranquilizamos, y ellas eran las únicas que seguían gritando, una de las niñas le gritó a su amiga: “Deberías estar en un hospital psiquiátrico”. Estoy segura que fue un chiste, y también sé que no había mala intención en sus palabras, pero lastimaron. Yo sufro de trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de estrés postraumático y depresión.

Yo trato de que estos comentarios pasen de largo. Las personas no tienen conocimiento sobre enfermedades mentales y cuando dicen cosas como “eres obsesiva-compulsiva” o “no seas psicótica”, siempre trató de corregirlos. Explicarles cómo es que un simple comentario de esos puede lastimar a alguien, pero este en particular, sí me lastimó.

Acaba de regresar a la escuela después de estar por tres meses en un hospital psiquiátrico. Mi enfermedad mental se había agudizado, por lo que tuve que internarme en un centro de rehabilitación. Antes de entrar ahí, había intentado estar en otros dos hospitales que atendían intentos de suicidio, y en algún otro que no me pudo ofrecer un tratamiento que me ayudara a mejorar.

La forma en la que dijo esas palabras fue muy dolorosa y simplemente no me pude contener. Ella no tenía la menor idea de lo valiente que tiene que ser alguien cuando decide atenderse. Darte de alta en un hospital y pedir ayuda es una de las cosas más difíciles que uno puede hacer. Después, quedarse internado y trabajar con tu enfermedad es toda una odisea, aunque al final valga la pena.

La manera en la que le dijo a su amiga “deberías estar” porque “estás loca”, me enfureció. Las personas que conoces en esos lugares son las personas más maravillosas, creativas, cariñosas e interesantes que jamás he conocido. Hice amigos de vida. Las personas que habitan en estos hospitales no “están locas”.

Están en una guerra constante contra sus cerebros. Es terrible, pero sabemos que no estamos locos. Esas personas están ahí porque necesitan ayuda, y porque saben que ellos son más grandes y fuertes que sus mismas enfermedades. No es chistoso ni cómico hacer chistes sobre eso.

Para la chica de mi clase de ‘Historia de Estados Unidos’ o para cualquiera que le importe, espero que se tomen un momento para pensar antes de hablar. Piensen en lo que dicen y en cómo puede afectar a los que los rodean. Traten de informarse sobre enfermedades mentales. Todos somos personas, Todos somos diferentes, pero por favor, no continuemos esparciendo este estigma sobre las enfermedades mentales. Solo lo hace peor.
vía The Mighty

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