En nuestra cabeza siempre tenemos la típica imagen de la chica que está en un rincón de su cuarto, acurrucada y con lágrimas en sus ojos. Esa es la imagen de la depresión. Es esta la imagen que tanto limita el entendimiento de lo que es la depresión. ¿Lloras más? Seguro que sí. ¿Me escondo en las esquinas oscuras de mi casa? No, pero sí paso más tiempo metido dentro de mi cama. ¿Estoy triste? No necesariamente; me siento desesperado y desesperanzado, pero no triste.
Para los que nunca han vivido ningún tipo de enfermedad mental, la pregunta de ¿cómo se siente tu cuerpo cuando estás deprimido? puede sonar rara. ¿Qué tendría que ver una depresión con tu cuerpo? Seguramente algunas reacciones químicas se alterarían, pero solo en tu cerebro, ¿cierto?
La depresión puede apoderarse de tu físico, de tu mente y de tus emociones. La fatiga es una de las consecuencias más importantes de una depresión mayor.
Cuando despierto, amanezco cansado, aunque duerma ocho o nueve horas en la noche. Mi cuerpo se siente débil y mi cerebro está nublado. Mi cerebro me expresa lo cansado que se siente y no encuentra razones para seguir intentándolo. Pararme de la cama es una lucha de todos los días. Para la hora del almuerzo estoy tan cansado que siento como si ya hubiera pasado todo un día entero.
La depresión duele. Estudios afirman que la depresión hace que los dolores se perciban de manera más intensa. Dolores de cabeza, de cuello, de hombros y espalda. Cuando no cumplo con esas ocho horas de sueño, ese dolor se expande al resto de mi físico.Los climas fríos y temperaturas bajas todavía lo vuelven peor.
La depresión se siente pesada. Se siente como si alguien estuviera empujando tu cabeza y tu cuerpo constantemente contra el suelo. Sonreír es casi imposible. La gravedad te juega en tu contra. Sientes una presión en el peho que no te deja respirar o recibir el oxígeno que necesitas. Es muy difícil concentrarse porque todos mis pensamientos están en liberar dolor.
He descubierto que la depresión puede mantenerse oculta y regresar en los momentos menos oportunos. Provoca que comas en exceso o que simplemente no te de hambre. Comer y hacer ejercicio son las cosas que más difícil se vuelve hacer.
Cuando una persona confiesa estar deprimido, no está revelando su debilidad. Al contrario, están demostrando su fortaleza, incluso en los momentos más oscuros.
Si tienes depresión, sigue luchando. Eres fuerte, celebra las pequeñas victorias.